Colectivo Cataivelo: cargando...

Esta idea parte de una corazonada. Corazonada que acabó transformándose en un pasaje de venida hasta este puerto. Corazonada que fue aterrizando de a poco en la necesidad de torcerle la mano a la modorra invernal del ocio junto a la chimenea, al pudor sanitario de caminar bajo la lluvia, al estupor inmobilizador del paisaje sublime. Las calles, los charcos, los letreros, las estanterías, los muros, los rayados, las señales, los carteles, aparecieron de a poco entre la lluvia, los vapores y el humo del abrigo urbano. Y nos dimos cuenta que pisábamos cemento, que eramos habitantes de una ciudad creciente, activa, contradictoria, diversa. Que paulatinamente va desplazando ese entorno sublimado, por el vértigo de edificios, calles, tráfico....En fin. La pequeña ciudad que se hace adulta y no mide los parámetros de ese estirón...Y henos aquí a nosotros; habitantes por coincidencia o por opción, resignados y concientes de ser parte de esta vorágine, partícipes de la articulación de estos nuevos paisajes, piezas de esta mecánica recién aceitada que engulle y reburjita formas, estilos, tendencias y los mezcla en esta enjundia medio coja pero atractiva, que se pasea entre la tradición romántica de la tejuela y la necesidad postmoderna de encontrar identidades en medio de tanto interés global....

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